dc.description.abstract | En la España barroca, los casos de cambio de roles, aspecto físico y modos de comportamiento propios del género socialmente construido por parte de la ideología dominante, el catolicismo, fueron muy abundantes, sobre todo en relación a las mujeres, y no tan condenados por parte de las instituciones en el poder como cabría pensar. Hermafroditismo, androginia, cross-dressing, o transexualidad parecen identidades que sólo han encontrado su lugar recientemente en el seno de las sociedades posmodernas; pero nada más lejos de la realidad. Con otras denominaciones, basándose en otros argumentos, buscándose otras explicaciones, respetadas o condenadas, con otros motivos o con diferentes fines, todas estas categorías o identidades pueden encontrarse en la España del siglo XVII, dentro del seno de una cultura dirigida y conductista como la del Barroco.En el presente artículo se pretende analizar desde todos los niveles del discurso dominante de la época el significado, papel y lugar que ocupan las identidades intermedias, así como las razones que conducen a la controversia, durante el siglo XVII y primera mitad del XVIII, sobre las ¿transmutaciones¿ femeninas y cómo ello se evidencia tanto en casos reales como el de Elena Céspedes o Catalina de Eraúso, a finales del siglo XVI, como en casos de la Literatura de Maravillas, con los mirabilia o miraculus defendidos por Antonio de Torquemada, Martín del Río y Fray Antonio de Fuentelapeña, al mismo tiempo rechazados, como magicus o prodigium, por otros académicos y moralistas de la época. Todo ello para demostrar como dichas identidades, tanto las aceptadas como las denostadas, son eslabones de una cadena socialmente construida por la Contrarreforma y el Estado para justificar la inferioridad del género femenino y su necesaria sumisión al hombre. | |